El teniente lorquino Oliva lleva a la base de Herat una réplica de la sagrada reliquia para que ampare a los militares
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Juan Carlos Rodríguez y Jose Antonio, en la capilla con la Cruz. L.O.
ENRIQUE SOLER Una réplica de la Cruz de Caravaca da luz y fe espiritual en la capilla de la base avanzada de apoyo en Afganistán. Ha viajado desde la Ciudad Santa del Noroeste de manos de José Antonio López Oliva, teniente comandante de puesto de la Guardia Civil de Caravaca, que desde el pasado 25 de enero se encuentra en la base de la ciudad de Herat, mandando en el destacamento especial de Policía Militar–Guardia Civil que hay desplegado en la zona.
«Como no podía ser de otra manera, traje conmigo una réplica de la Cruz de Caravaca que, tras ser bendecida por el capellán jefe de los servicios de asistencia religiosa, está en la capilla de Nuestra Señora de Loreto para que nos proteja a todos», dice Oliva.
Las funciones de las que se encarga el destacamento español van desde «la instrucción de diligencias por la comisión de delitos hasta el resguardo fiscal del Estado, pasando por la revisión de la paquetería que sale hacia España, el control de armas y explosivos, la escolta de personalidades y el asesoramiento en temas policiales».
Casi como en casa
Para que se sientan más o menos como en casa, varias empresas se encargan de proporcionarles servicios básicos como comedor, lavandería, mantenimiento de alojamientos, peluquería y locutorio telefónico e internet. Para emergencias, disponen también de un hospital de campaña.
El teniente, natural de Lorca, señala que, con el tiempo, uno se acostumbra a vivir rodeado de refugios. «Si no fuera por el polvo, la añoranza de la familia y las extrañas montañas que se ven a lo lejos, parece que somos nosotros los que estamos en España y no al revés».
«Como no podía ser de otra manera, traje conmigo una réplica de la Cruz de Caravaca que, tras ser bendecida por el capellán jefe de los servicios de asistencia religiosa, está en la capilla de Nuestra Señora de Loreto para que nos proteja a todos», dice Oliva.
Las funciones de las que se encarga el destacamento español van desde «la instrucción de diligencias por la comisión de delitos hasta el resguardo fiscal del Estado, pasando por la revisión de la paquetería que sale hacia España, el control de armas y explosivos, la escolta de personalidades y el asesoramiento en temas policiales».
Casi como en casa
Para que se sientan más o menos como en casa, varias empresas se encargan de proporcionarles servicios básicos como comedor, lavandería, mantenimiento de alojamientos, peluquería y locutorio telefónico e internet. Para emergencias, disponen también de un hospital de campaña.
El teniente, natural de Lorca, señala que, con el tiempo, uno se acostumbra a vivir rodeado de refugios. «Si no fuera por el polvo, la añoranza de la familia y las extrañas montañas que se ven a lo lejos, parece que somos nosotros los que estamos en España y no al revés».
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