Pilar Marín García y María Guitart Martínez. Alumnas 2º ESO.
El madrugón del día en que nos fuimos mereció la pena. Nosotras ya lo sabíamos, porque era nuestro segundo año. Fuimos los alumnos de 1º y 2º ESO. Sabíamos que nos esperaba una experiencia única, y de hecho la recomendamos a todo el mundo. Recordamos ver a una persona discapacitada esquiando con la ayuda de un monitor que la llevaba en una especie de silla de ruedas con esquís.
El año pasado fue la primera vez que esquiamos, sin embargo fue muy fácil aprender gracias a nuestros monitores: Laura (bruja) y Joseph. Aunque las caídas de principiantes no nos las quitó nadie, aprendimos a frenar y girar en cuña y paralelo.
En nuestra opinión, este año ha sido mejor que el año pasado porque ya sabíamos esquiar y por lo tanto pudimos bajar por casi todas las pistas. También hemos tenido la oportunidad de conocer gente de otros colegios, como el Colegio Ntra. Sra. de la Consolación de Espinardo con el que coincidimos en la estación de esquí y en el hotel los tres días.
Aunque este año teníamos monitores distintos (Jaime y Roberto), nos lo hemos pasado fenomenal a pesar de algunas caídas.
El esfuerzo físico que hay que realizar también es intenso, hemos esquiado alrededor de 14 horas y gracias a ello estamos preparadas para afrontar retos superiores en cualquier estación de esquí. El viaje en autobús era largo, pero como ya decimos, mereció la pena. Sin duda alguna nosotras, repetiríamos encantadas.
Recordamos que lo primero que los profesores nos dijeron al llegar al hotel fue (con voz imponente): “Ni se os ocurra salir al balcón.” Gran recibimiento por su parte, sin duda. Pero les estamos agradecidísimas porque sin ellos no hubiéramos podido disfrutar de esta experiencia inolvidable.
El viaje es una gran oportunidad para practicar deporte con tus amigos, en este caso, un deporte que no se puede practicar normalmente.
Las fotos, los recuerdos… todo fue estupendo. En el tercer día, hubo un par de inconvenientes: hacía bastante frío, aunque bueno, eso nos importó más bien poco. Lo peor fue, que nos teníamos que volver a Caravaca. Ese momento llegó demasiado pronto.
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